
No es egoísmo, es amor propio
Aprende a servirte a vos primero.
Nos enseñaron que ser buena persona es estar siempre para los demás.
Que decir que no es ser mala. Que ponernos primeras es egoísta.
Y así, muchas mujeres crecimos creyendo que dar hasta el agotamiento era un acto de amor.
Pero eso no es amor. Es abandono.
Y el abandono más doloroso es el que hacemos de nosotras mismas.
El mito de la entrega total
¿Te pasó de ayudar a todos, pero sentirte vacía?
¿De cuidar, contener, escuchar… y que nadie te pregunte cómo estás vos?
¿De dar y dar, y sentir que algo en vos se está apagando?
Eso pasa cuando la entrega hacia afuera se vuelve una forma de no mirarte hacia adentro.
Y en el fondo, muchas veces hacemos eso por miedo:
Miedo a dejar de ser necesarias.
Miedo a perder amor si ponemos límites.
Miedo a mirarnos y no gustarnos.
Pero la verdad es que nadie se beneficia de tu agotamiento, ni siquiera aquellos a quienes amas.
Servirte primero no es egoísmo, es responsabilidad.
Cuando te das a vos lo que necesitas, no estás quitándole a los demás.
Estás dejando de pedirles a los demás que llenen lo que vos no te das.
Estás asumiendo tu poder de sostenerte, nutrirte y cuidarte.
El amor propio no es una frase bonita. Es una práctica diaria.
Y empieza cuando decidís:
⦁ Poner límites, aunque incomode
⦁ Decirte que no vas a seguir postergándote
⦁ Elegir qué te hace bien y sostenerlo
⦁ No justificar tu descanso, tu placer, tu tiempo
Servirte primero no es elegirte por encima de todos, es dejar de ponerte siempre debajo
Un ejercicio para reconectar con tu centro.
Te propongo que esta semana, cada vez que vayas a decir “sí”, te preguntes primero:
¿Estoy eligiendo esto desde el amor o desde el miedo?
¿Desde la presencia o desde la culpa?
¿Desde el deseo o desde la obligación?
Y escribí cada noche esta frase en tu cuaderno:
Hoy me serví a mí misma al… (completar)
Vas a sorprenderte con lo mucho (o lo poco) que te das a vos misma.
Y ese registro es el primer paso para cambiarlo.
Porque cuando vos estás bien, todo se alinea
Cuando te llenas vos primero, lo que das deja de salir desde el sacrificio y empieza a brotar desde la abundancia.
Cuando honras tus necesidades, tu energía cambia.
Y cuando tu energía cambia, tu realidad también.
No es egoísmo.
Es amor.
Es presencia.
Es la forma más honesta de cuidar lo que sos y lo que viniste a hacer.
Si necesitas ayuda para volver a vos…
En mis sesiones integrales trabajamos esto: cómo dejar de abandonarte, cómo volver a vos, cómo sostenerte sin culpa.
Con herramientas profundas, amorosas y transformadoras.
Desde el alma, pero con los pies en la tierra.